PROBIÓTICOS: INDISPENSABLES PARA TU SALUD

Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias “buenas” (microbiota normal) del cuerpo. Se encuentran en varios alimentos y también están disponibles como suplementos alimenticios. Aunque sus beneficios para la salud no se han probado de manera concluyente, carecen de efectos secundarios y la mayoría de los adultos sanos pueden beneficiarse de sus efectos que incluyen hasta aliviar los síntomas del Síndrome del Intestino Irritable.

El equilibrio de los microorganismos que viven en nuestro tracto digestivo, es fundamental para la salud intestinal. Muchos procesos digestivos dependen del equilibrio de estas bacterias que, si se desequilibran, pueden producirnos trastornos gastrointestinales incómodos y que pueden ser una barrera para lograr nuestros objetivos en el área del Fitness.

Los probióticos pueden ayudar a restablecer este equilibrio. La ciencia actual considera que estos probióticos ayudan al sistema digestivo, fortaleciendo la barrera intestinal, ayudando al sistema inmunitario a eliminar las bacterias dañinas y descomponiendo los nutrientes de los alimentos que ingerimos.

LOS 10 MEJORES ALIMENTOS CON PROBIÓTICOS:

Debes distinguir entre los probióticos naturales, inherentes a los alimentos, y aquellos que se añaden artificialmente como en el caso de los suplementos nutricionales. Los alimentos probióticos naturales han pasado un proceso de fermentación natural previo y probablemente ya consumas diariamente alguno de estos alimentos sin saberlo. ¡Cada cultura tiene sus propios alimentos ricos en bacterias positivas!

Aquí te recomiendo los mejores alimentos para introducirlos en tu alimentación y empezar a notar sus beneficios y propiedades:

  1. Yogurt: Es uno de los más consumidos pero no todos valen.  Es necesario que contenga probióticos vivos y que sea natural y no haya sido pasteurizado (ya que las bacterias y microorganismos no sobreviven).
  2. Queso crudo: El queso elaborado con leche cruda, sin pasteurizar, es fuente de probióticos vivos. Como detalle, la leche de cabra u oveja es más ricas en probióticos que la de vaca.
  3. Kéfir: Típico de Ucrania (mi país natal) y de Rusia y Turquía. Es un producto lácteo fermentado por una combinación de bacterias y levaduras. Es similar al yogurt pero, con una elaboración más sencilla, tiene una mayor variedad de microorganismos.
  4. Microalgas: Es una fuente de enorme de nutrientes y probióticos. Las mejores son la espirulina, la chorella y el alga kombu, muy típica en la dieta de Japón. Se puede encontrar en polvo o deshidratada para reconstruir con agua.
  5. Chucrut: Es típico de Alemania y se elabora fermentando repollo o col blanca. Su sabor es ácido e intenso y tiene una textura muy crujiente. Es importante que no haya sido pasteurizado para poder beneficiarnos de las bacterias beneficiosas que nos proporciona.
  6. Kimchi: Original de Corea, también se elabora a través de la fermentación de vegetales, principalmente de col. Su sabor picante, debido al ajo y el pimiento que le se añade, le diferencia del chucrut. Ambos pueden incluirse en sopas y son perfectos como acompañamiento de carnes y pescados.
  7. Aceitunas y encurtidos: Muy típicos en España, cuando tomamos aceitunas, pepinillos y otros encurtidos, estamos ingiriendo levaduras y bacterias vivas que nacen en el proceso de fermentación de estos vegetales.
  8. Miso:  Japón ofrece la sopa de miso: una especie de pasta fermentada de soja, sal y koji (arroz con un hongo que produce la fermentación) originario de China. Tiene una textura densa y cremosa, con un sabor a carne (debido a la cantidad de proteínas que tiene) y un olor parecido al café. Es muy importante que la sopa no llegue a hervir para la supervivencia de los microorganismos probióticos vivos.
  9. Kombucha: También de origen japonés, es una bebida probiótica elaborada a base de té fermentado por una colonia de microorganismos llamada scoby. No tiene gluten y es vegana.
  10. Tempeh: Original de Indonesia, es un alimento procedente de la fermentación de la soja. Tiene una gran versatilidad ya que puede comerse crudo en ensaladas, salteado u horneado. Es muy utilizado en las dietas veganas, como sustitutivo de la carne.
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